HUMOR

 Pensionados de la electrónica

Un día don Fermín el dueño de un almacén de repuestos convocó a todos los colegas que conocía y les propuso  crear un club de pensionados para los técnicos de edad avanzada.

La idea de don Fermín era recoger dinero para ayudar a los colegas con discapacidades físicas y mentales (ceguera y mala memoria) o que ya no pudieran desempeñar su profesión como técnicos electrónicos.

Pues bien, la idea fue muy acogida por todos los técnicos que decidieron solidarizarse con sus colegas de edad avanzada, y así fue como nació el club  “Pensionados de la electrónica” donde Don Fermín es su representante legal y en compañía del viejo Matías y del Ingeniero Rulfo son quienes  lideran el patrimonio de los técnicos afiliados a este club.

Todos los fines de semana Don Fermín recoge entre los colegas  una cuota acordada para los ingresos del club donde los colegas honorarios son los discapacitados por la vejez y de esta manera hacer una igualación donde todos algún día podrán vivir sus últimos días sin preocupaciones gracias a la bondad y solidaridad de los colegas y al empeño de su representante Don Fermín.

¡Aquí pienso pensionarme yo también!

¿Quiénes componen este particular club?

El Ingeniero

Le dicen el Ingeniero, pero que va jamás fue a una universidad.

El ingeniero Rulfo es el que posee más diplomas porque aun guarda como 25 credenciales desde que se graduó en el Sena de técnico electrónico y aun muestra con orgullo su famoso radio de galena que fue su tesis de grado, y que conserva como el primer día.

El Ingeniero no es tan viejo tiene como 65 años pero conoce de electrónica como el verraco, casi todos los que conozco fueron estudiantes de él y no falta quien lo visite para  hacer algunos refuerzos cuando existen algunas falencias.

Cuando alguien le pregunta sobre los LCD el solo dice: ¡de tecnología plasma no me pregunten que de eso se muy poco!

Don Fermín

Es el dueño del almacén de repuestos según dice es el que vende los repuestos más baratos, por ser uno de los almacenes que ha sobrevivido al paso de los años y cuyo nombre aun conserva (El traga níquel) en honor a uno de los mejores inventos de la electrónica sonora de los años 50.

Don Fermín es como un boticario, nunca tiene el original pero sabe que lo reemplaza a pesar de los años conoce de referencias y nomenclaturas mejor que nadie, y además sirve de consejero técnico.

¡No lo pongas con el mismo disipador porque se puede volver a dañar, yo te vendo uno más grandecito y con esto solucionas el problema!

 ¡Viejo zorro en las ventas, te vende hasta un alfiler sin saber en qué lo vas a utilizar!

Don sabiondo

El viejo Matías es uno de los mas aplicados en los asuntos de la electrónica, aplica al pie de la letra todas las teorías posibles e igual hace al explicarlas por eso por cariño sus amistades le dicen don sabiondo pero a el no le importa, es más, se siente orgulloso de ese apodo.

El viejo Matías como también le dicen, es uno de los más colaboradores en el club y es el único que tiene carro y el taller más cotizado de la región, se da el lujo de acoger a cuanto joven técnico para pulirlo y que trabaje en su negocio, donde presta servicio a marcas registradas.

El Mochila.

Técnico de la vieja guardia, aun es un experto en el ramo de la electrónica, pero quedado con la adquisición de nuevas herramientas, por eso aun carga una vieja mochila donde guarda celosamente sus aparejos de reparación.

Un destornillador de estría y uno de pala, una pistola de soldar americana a la cual no le ha conseguido una carcasa adecuada y terminó metiéndola en un cascaron de taladro, un viejo  tester análogo con caja de madera y una pinza para cambiar la punta de la pistola que se la hace de alambre de cobre calibre #10.

El Cambalache

Este viejón al que le dicen el cambalache,  es el que  repara  compra y vende televisores y equipos de sonido de segunda mano, por eso sus amigos le dicen el cambalache pero el taller de él se llama el Trueque.

Este señor le remata esa máquina que no pudo reparar para luego sacarle los repuestos y venderlos como nuevos.

El Kike

Amiguísimo de don sabiondo, pero el viejo Matías lo pasa regañando porque este se las tira de listo y altera todos los componentes habidos y por haber  con el fin de entregar el aparato lo más rápido posible.
El viejo Matías es el único que lo llama por su nombre de pila  (El kike) pero dice que jamás lo dejara trabajar en su negocio porque es muy puerco (anti ético). Pero pobrecito, el nunca fue a una escuela de técnicos y por eso siempre trata de ayudarlo, pero él jamás aprende  porque es muy terco y termina reparando todo a fuerza de tacto y a su modo dicho por el mismo viejo Matías.                                                                                                                                

El Limbe

Técnico nuevo egresado del Sena,  y ex alumno del Ingeniero Rulfo,  le dicen el Limbe pero su nombre real es Limberto, a sus 45 años apenas está haciendo el año rural en los talleres de sus vecinos  un día va donde el mochila, otro día donde el sabiondo, y uno que otro día donde el cambalache, todos sabemos que haya le va mejor porque el cambalache lo cómbense para que le lleve a empeñar o a vender un televisor que parapetó  y siempre le da algo de dinero por sus servicios.

El Yiye

El Yiye es un señor muy servicial, ayer fui a su taller a conseguir un repuesto y lo encontré foquiaó en el banco de trabajo, dicen,  a mi no me lo crean, que el Yiye últimamente se la pasa tomando aperitivos  (licor de baja calidad) y que para a cuanto tintero pasa por su taller y se la pasa fumando cigarrillos, un día  me lo encontré fumando y sutilmente le dije: ¡Señor Yiye!, ¿sabía que el cigarro mata lentamente? Y sabiamente me respondió: ¡Tranquilo mijo, no tengo mucha prisa en morirme! Qué cosas con el señor Yiye, me cuenta su esposa que el generalmente no lleva plata a la casa porque en el taller es poco lo que hace ya que nadie lo busca por su edad avanzada, por lo que los hijos le siguen pagando el local para que no lo mate la tristeza ya que su vida es pasarla en el taller aunque sea pegando cables.

EL Runcho

Pobre Runcho, ya está ciego y anda con muletas, todas las tardes se presenta en el taller con un viejo bolso, donde siempre lleva unos espejuelos como le dicen en el vulgo (culo é botellas) pero aun corre tecnología por sus venas dice él, las reparaciones más recientes para él y de las que más comenta son de los tubos a válvula, cuando uno le habla de transistores él dice: ¡esa tecnología es pura basura, lo mejor en tecnología son los tubos!.
No hace más que hacernos reír, pero ojo,  no lo haga delante de él,  porque es muy resentido y no llegará más a su taller,  y es que esta es la manera de ganarse la vida el pobre, de las colectas que le dan sus compatriotas como dice el mismo ¡Gracias compatriota¡ para él es cómo decir ¡gracias colega!

Conozco a todos estos señores como la palma de mi mano aun antes de que se formara el club de los pensionados,  que hasta el día de hoy suman un  total de sin cuenta, también porque son mis mejores amigos y a quien le cuentan algunas de sus travesuras y anécdotas de su vida laboral.

Pero aquí entre nos, un día de estos les voy a contar algunos de los secretitos bien guardados de estos queridos colegas míos pero con una condición:

Jamás se les ocurra decirles que yo les conté. ¿Estamos?

Anécdotas

El Ingeniero Rulfo y el rico

El arte de reparar es toda una proeza, y el arte de cobrar es toda una artimaña.

Cuenta don Fermín, que a más de uno le ha oído decir que para  trabajar con  los ricos había que hacer un curso.

Por ejemplo al ingeniero Rulfo, quien hoy dia trabaja con gente rica le sucedió lo siguiente:

Un día por recomendación de don Fermín  le envió a un tipo rico para que le reparara un TV Sony de 27 pulgada, pero el Ingeniero jamas habia trabajado con gente adinerada, asi que don Fermin le dio una pulidita antes de ir a hacer el trabajo, le advirtió: ¡al rico hay que sacarle la plata en la compra de supuestos repuestos y cuando le baya a cobrar la mano de obra tiene que decirle el doble que lo que piensa recibir, por ejemplo si piensa cobrar $25.000, pídale $50.000,  porque cuando le digas el precio se llevara las manos a la cabeza y dirá:¿y todo ese poco?  ¡Déjeme eso en $25.000! o sea, rebájeme la mitad y póngase en un buen precio.

Cuando el ingeniero revisa el televisor se da cuenta que lo único que tenia malo era el fusible, piensa un poco y le dice al rico (recordando lo que le dijo don Fermín) vea don Jorge, se quemaron los transistores conmutadores.

¿Y cuanto cuesta eso? preguntó don Jorge, a lo cual dijo el ingeniero, ¡en repuesto se esta gastando  $80.000¡ Don Jorge se lleva la mano al bolsillo y le entrega $80.000 en efectivo.

El ingeniero supuestamente sale a comprar los transistores y cuando regresa, coloca el fusible fundido y pone en marcha el televisor.

Luego llama a don Jorge y le dice: ¡ ya esta listo!.

Don Jorge esboza una sonrisa y le dice: ¿Y cuánto le debo? El ingeniero pensando en lo que le había dicho don Fermín le dice: ¡vamos a dejarle ese trabajo en $40.000!

 Y efectivamente don Jorge se lleva las manos a la cabeza y le dice: ¿y todo ese poco? ¡Yo pensé que eso me iba a costar unos  $20.000!.

El ingeniero saca cuenta rápidamente ¡80 mas 20 son 100, no esta mal por el día de hoy! Y le dice a don Jorge ¡esta bien,  por ser usted le voy a dejar la mano de obra en $20.000!

Después de un año el televisor volvió a sacar la mano, y nuevamente don Jorge busco al Ingeniero para que lo reparara.

Hace la revisión y encuentra que nuevamente había volado el fusible.

Recordando la experiencia anterior, el ingeniero se sintió mal para hacer  lo mismo de la vez pasada,  ya que todavía tenia sentimientos de culpa.

Así que se dijo a si mismo: “¡si le coloco el fusible y le hago mantenimiento para que el vea mi esfuerzo, y luego le cobro $100.000 el me dará $50.000 que es lo que realmente le quiero cobrar!”

Después de realizar el trabajo, llamó a don Jorge, que precisamente ese día tenia de visita a otro señor acaudalado, por lo que don Jorge le pregunto delante de su amigo:¿ y ahora cuanto le debo? El ingeniero le dijo: ¡vea don Jorge, cobrando los repuestos que le coloque, me debe $100.000!  Don Jorge sin reponer nada se lleva la mano al bolsillo y ante el asombro de el ingeniero le entrega $100.000 en efectivo, y le da las gracias.

El ingeniero regresa corriendo donde don Fermín para contarle el gran milagro, a lo cual don Fermín en tono sonriente  le dice: ¡mira mijo, ¿cuando has visto tu que un rico se deje ver las cartas de otro rico?, ¡ninguno de ellos quiere pasar por machucho delante del otro! Eso no fue un milagro, a don Jorge tiene que estar remordiéndole la conciencia por haberte pagado todo ese dineral.

 El tumbe del mochila

Me cuenta don Fermín,  que ayer vio pasar por frente de su negocio  al mochila, (le dicen así porque es de un pueblo llamado mochila) y al verlo tan apurado le dijo:

¡Señor mochila, ¿Se puede saber a donde va con tanta prisa?

A lo cual repuso el mochila, ¡Voy a mocharme el pelo!

El señor Fermín le corrigió !No se dice a mocharme el pelo, se dice a cortarme el cabello!

A lo cual repuso el mochila, ¡Me va a perdonar don Fermín, pero no voy para donde el estilista, si no para donde el peluquero!

Acá entre nos...¿Sabe que me dijo don Fermín de las andanzas de el mochila?

¡Que cuando el mochila salía a arreglar los televisores a tubo, se guardaba varios tubos en la mochila para hacerlos pasar como nuevos!,  ¿como le parece?

Un día, me cuenta don Fermín,  que una señora lo mando a buscar para que le arreglara el televisor Phillips de 20 pulgadas.

Cuando llego el mochila, destapo el televisor y le dice a la señora: ¡UUuuuf  seño, este televisor esta bien dañado, tiene malos cuatro tubos!

Y  la señora toda preocupada le pregunta: ¿Cuanto cuestan esos  cuatro tubos?

Y el le dice, el problema no es tanto lo que cuestan, si no lo duro que va a dar para conseguirlos.

A lo cual dice la señora: ¡Bueno, el técnico es usted, usted sabrá como los consigue!

¿Cuanto necesita?

El mochila se rasca la cabeza, y le dice: ¡Deme ahí $5 pesos, haber si me alcanzan!

El mochila aseguro los tubos y le dijo a la señora: ¡Me voy a llevar estos de muestra!

Y la señora le dice nuevamente: ¡Usted es  el técnico, usted es el que sabe!

 El mochila se fue y llego donde don Fermín y le dice: don Fermín, ¿me puede hacer el favor de regalarme unos estuches para  tubos a válvula?

Y don Fermín le pregunto: ¿y tú para que quieres los estuches vacios?

¡Para guardar estos cuatro tubos, es que se los voy a vender a una señora y no tengo los benditos estuches!

Don Fermín todo sospechoso le dio cuatro estuches en buen estado, el mochila guardo los cuatro tubos dentro de los estuches, le agradeció y se fue.

 Cuando llega donde la señora le dice: ¡imagínese seño, casi no los consigo, porque esto tubos están descontinuados, menos mal que tengo un amigo que los manda a encargar a Medellín  y le tuve que rogar para que me los vendiera, y me debe $2 pesos mas,  porque toco pagar pasajes para llegar hasta donde el hombre!

Y le contesta la señora: ¡no se preocupe, lo importante fue que los consiguió!

El mochila diestro en su trabajo coloco de nuevo los cuatro tubos en su puesto, le puenteó el fusible que se había dañado y se lanzo sobre el botón de encendido y efectivamente el televisor arranco a las mil maravillas, y le dijo a la señora: ¿Se fijó?, ¡eran los tubos, menos mal que los conseguí, si no estuviera varada sin poder ver la televisión!

Y la señora con una sonrisa de oreja a oreja le dice: ¡por eso es que siempre lo busco a usted, porque usted si sabe!

Como a la hora me dice don Fermín,  que lo vio pasar trastabillando de un lado para otro, con una botella de licor en las manos.

El famoso radio de Paco

Paco es el peluquero de don Fermín y quien solía tener un viejo radio Phillips a tubo para alegrar su negocio.

Un día, Paco llevo a arreglar el radio donde el viejo Matías y al día siguiente paso por él.

Luego de esto, lo coloco de nuevo en el negocio y en el puesto de siempre pero con tan mala suerte que el radio se volvió a dañar a los tres días.

Al día siguiente lo llevo donde el viejo Matías para que le diera la garantía.

Dos días más duro el viejo Matías en volver a reparar dichoso radio de lo cual Paco de nuevo lo coloco en el sitio de siempre.

Dos días mas y nuevamente el radio fallo, Paco ya molesto llego donde el viejo Matías  y le dijo que se lo arreglara bien para lo cual regreso dos días mas tarde y nuevamente coloco el radio a su lugar.

Pasaron dos días más y nuevamente el radio se dañó, el viejo Matías ya cansado de atrasar sus trabajos por el bendito radio le dijo a Paco que vendiera el radio porque ya era muy viejo y que los repuestos no se conseguían y por esa razón se dañaba tanto.

Al igual que Paco decepcionado del viejo radio lo puso por ultima vez en el lugar de siempre, ese día llego don Fermín a motilarse y se quedó sorprendido por lo duro que sonaba el radio que le propuso a Paco que se lo vendiera, Paco a sabiendas de las fallas frecuentes del radio accedió a venderlo por la suma de $1000 pesos, así que don Fermín le dijo que en el momento le daría $500 pesos y que el resto se lo daría después, a lo que Paco accedió.

Pasado un mes don Fermín llego al negocio de Paco y tras preguntar por él  Paco a escondidas le hace señas a su mujer para que lo negara, que le dijera que no se encontraba.

Paco en su mente se imaginó, “El bendito radio ya se dañó y ahora don Fermín quiere que le devuelva su plata”

Dos días más tarde don Fermín regreso de nuevo al negocio de Paco y nuevamente se esconde y le dice a la mujer que lo niegue y así  se repitió la situación por 15 días.

Un día, don Fermín se levantó temprano y llego antes de que Paco abriera el negocio, cuando Paco abre la puerta se asustó  mucho cuando vio a don Fermín justo a la entrada  y antes de que don Fermín hablara Paco le dice: “don Fermín yo le voy a ser muy claro en estos momentos no tengo ni un solo peso”.

A lo cual repuso don Fermín, ¡usted sí que es de buenas  yo tengo más de 15 días de estar buscándolo para pagarle los $500 que le debo!

Y luego agrego: ¡Ese radio Phillips si me ha salido bueno, allá lo tengo en el negocio y hasta me han ofrecido $2000 por el!

 El famoso atraco a don Fermín

Don Fermín acostumbraba llevar sus ahorros y el efectivo de su negocio al banco de la ciudad.

Un día como cualquiera don Fermín se levanto temprano y se fue al banco para hacer un retiro.

Por el camino se da cuenta que dos hombres sospechosos lo seguían, pero no les presto mucha atención,  así que siguió su camino sin preocuparse de los tipos, al fin y al cabo el no llevaba dinero consigo.

Al llegar al banco hizo la cola como siempre, pero ese día como nunca el banco esta lleno.

Pasaron las horas, los minutos y don Fermín aun se encontraba muy lejos de su turno.

De repente sintió un malestar en el abdomen y las ganas de hacer popo no se hicieron esperar, disimuladamente se sale de la fila y va donde el vigilante y le dice en voz baja: ¡por favor présteme su baño que me hago popo!

A lo cual repone el vigilante. ¡Me va a perdonar pero en este banco no hay baño para esas necesidades!

Mientras don Fermín todo sonrojado  le pregunta ¿Qué hago? No aguanto más.

El vigilante preocupado por lo que pueda pasar lo toma de la mano y lo lleva a un lugar done guardan chécheres viejos y le dice: ¡aquí hay unos periódicos arrégleselas como pueda y cuando termine me llama para darle una bolsa de manilla para que guarde su pastelito hasta que salga y lo bote a la basura!

Al rato sale don Fermín con cara de satisfacción y el vigilante le entrega una bolsa de manila y este guarda su envuelto dentro de ella.

Don Fermín se toma su tiempo en arreglar el envuelto para que pareciera un fajo de billetes, para que la gente no sospechara de su faena.

Pero cuando don Fermín quiere regresar a su puesto ya había gente nueva en su lugar, así que para no incomodar decide irse para volver al día siguiente.

Cuando don Fermín sale a las afueras del banco preciso salen los dos asaltantes con  revolver en mano a su encuentro.

¡DENOS LA PLATA!

Don Fermín todo asustado les pregunta ¿Cuál plata?

¡ESA QUE LLEVA EN LA BOLSA!

Don Fermín forcejeando la bolsa les dice: ¡esto no es plata, esto es mierda!

Hasta que uno de ellos le arrebata la bolsa de un jalón diciéndole:

 ¡ENTREGUE ESA MIERDA!

 Y los asaltantes salieron corriendo,  mientras don Fermín movía la cabeza de un lado a otro.

Dicen, que desde ese entonces don Fermín no ha pisado mas el banco,  en su lugar busca a otro para que le haga las vueltas temeroso de encontrarse con sus asaltantes. 



Homenaje póstumo a todos los colegas de la primera y segunda  generación

 


Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis